viernes, 11 de septiembre de 2009

fiaca, mal, mal, mal

Ayer de verdad me agoté. No sólo tuve que hacer la doble buscada, primero llevar y luego buscar en tenis y llevar a piano para una hora después volver a buscarlo, todo bajo la lluvia sino que, la mamá de Miguel, niño con quien hacemos ronda y también va al club, me pidió que lo llevara a su casa después de tenis pero lo hizo a último momento. Por ende, cuando mi pequeño sale le tengo que gritar que vuelva y busque al amigo y el amigo resultó estar con la nana por lo cual me pregunto por qué carajos no se tomaron un taxi y me dejaron a mí en paz. Yo me la paso haciendo favores y suelo no tener problemas, los hago de corazón y no me cuesta nada pero ayer, ayer no era el día. Y no me dejó opción. Me ultra malhumoré. Entre una cosa y otra hice la mise en place del plato de la noche (corté zuccini, zanahoria, pimiento, la carne, ajo, jengibre e hice la salsa con extrato de tomate, azucar, vinagre y fécula), los lunch para el día siguiente y también, entre tanto, le dicté nuevamente las diez palabras a Simón para su dictado de hoy (shop, wish, inch, itch, chin, chip, how, many, match y catch). Xime llegó a las siete, a las ocho Ile, después Pau y después el resto. Fue una muy agradable y opípara cena de chicas (Xime trajo el riquísimo pastel de zanahorias que se acompaña con crema batidas y frutas del bosque) y lo único malo es que fumé de más. Me dormí a la una y cacho, me levanté a las siete menos veinte, levanté hijo, saqué lechita y le corté un pedazo de pastel (no encontraba el pan) y me volví a la cama. De Tita se ocupó la pobre Jose. Lo malísimo: había contratado a una señora para que viniera a ayudarla pero nunca llegó, cuando llamé su hija me dijo que le había surgido una emergencia. Pregunté, retóricamente claro, por qué no me había avisado si para eso le había dado mi teléfono. Yo le digo, es la respuesta que obtuve.

Tengo que: trabajar. Por ejemplo. Depilarme las cejas (me peleé con las dos peluquerías en las que solía hacerlo y ahora no sé a dónde ir, ando mucho peor que Frida) y preparar unos brownies para la mamá de Dante que no sólo mima a mi hijo sino que, además, me manda nueces de su nogal, limones y demases. Eso a la tarde. En breve voy a buscar a los niños y traigo a amiguito del Coco. A las ocho y media llamó madre de otro amigo para invitarlo pero, obviamente, yo ya había previsto otro plan. Es difícil que sólo haya un día de programa.

En fin. Así de cotidianas las cosas.

Ah y marido llega el domingo a la noche, anda con una contractura lumbar que lo tiene a mal traer.

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