martes, 29 de septiembre de 2009

una nueva persona en nuestras vidas y un insipiente resfrío

A ver cómo nos va. Isabel. Me parece increíble que Jose no vaya a estar más. Algo parecido debe pasar cuando tus hijos dejan la casa paterna. Un vacío. No sé, no me acostumbro todavía a la idea. La invité a que se quede como huesped todo el tiempo que quiera. Pero prefiere ir a ver cómo le va con el padre de su hijo: tiene toda la lógica. Es sólo que yo no quiero que se vaya. Igual, va a venir una vez por semana. Eso me da tranquilidad. Después, va a venir con el bebé. Me siento bastante rara estos últimos días. No sabría explicarlos. Es sólo una sensación perturbadora que ataca por muchos flancos. Esto de Jose me está pegando más de lo que pensaba. Como todo lo que tiene una fecha, uno piensa que no va a llegar pero, claro, indefectiblemente llega y uno no sabe bien qué onda. En esas ando. Más enrarecimiento con marido. Más extrañar Buenos Aires, supongo. Es el tiempo más largo de no ir. Parece que no me sienta. Mi madre llega el 9 de octubre, también es demasiado sin venir, acostumbra hacer visitas con mayor frecuencia. Hopeless. Un poco eso. Un poco el otoño. Un poco la vida. A veces pega así.

Ojalá alguien me cocinara unos ricos ñoquis y me invitara a cenar, bien informalmente, como si fuera familia. De todas maneras, tiré la dieta por la borda y comí porquerías toda la tarde. Lo único bueno, lo compenso con la no cena.

Así de extrañadas las cosas.

No hay comentarios.: