sábado, 5 de septiembre de 2009

no tan para todos

ya que los emigrados no tenemos fútbol. Mejor, pienso, me da mucho dolor de panza ver a la selección y mi panza no necesita más tensiones. Sigo vomitando. Buscaré otro gastroenterólogo o iré de nuevo al mismo.

Estoy agotada. Pensábamos ir al Papalote con Pau y todas nuestras crías pero después de dar vueltas para llegar y después de ver la cola para entrar, desistimos. Recalamos en el Centro Cultural del Bosque y vimos una obra para niños. Bueh, vimos es una manera de decir. Milo no paraba de llorar por lo cual me fui afuera a calmarlo y nunca más entré. De ahí fuimos a lo de Pau a comer y nos quedamos, con nuestros bebés bastante inquietos, haciendo lo que pudimos de fiaca. Fue una tarde dura. Después vino la otra Pau. Excursus, llamó mi madre que hoy cumple 33 años de casada. Es una cuestión familiar hacer todo rapidito. Otro bah, de casada es un decir porque casarse legalmente recién en el 86, con la ley de divorcio. Debe haber sido el año con mayor densidad de enlance de la historia argentina, imagino yo. Me acuerdo bastante bien ese día aunque no podría decir la fecha, no tuvo ninguna repercusión. El 5 de septiembre del 76, después de un mes y cacho de conocerse, mis padres se fueron a vivir juntos, se pusieron una alianza y se mudaron a lo que era el consultorio de mi madre. Mis hermanas dormían ahí no sé cuantos días a la semana. Yo nací en noviembre del año siguiente. Y con idas y venidas, ahí siguen. Parecen seguir queriéndose el uno al otro. Eso me cabe. Lo increíble: comieron en su casa con mi hermana Ale, mi hermano kinder y mi marido, Diego. Y sí, yo acá. Ni modo. Ahora me empieza a pesar. Me duele el cuerpo, no tengo ni fuerzas para elegir una peli y vomité una vez más. Espantoso. Creo que voy a tomarme el Ulcen nuevamente, parece funcionar.

Llueve y mañana será, seguramente, igual. Un plomo.

En fin.

Así de solitarias las cosas.

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