domingo, 27 de septiembre de 2009

el día más gris por mucho

Salió un ratito el sol. María nos invitó a comer unos ravioles. Me sorprendió mucho ver lo poco que come cierta gente. Así se explica la flacura. Me traje a todos los niños a casa. Vieron El viaje de Chihiro, es una de las mejores películas que podrían ver. Debería buscarles más películas japónicas en lugar de que sigan consumiendo la mierda gringa. En fin. Igual ya no soy talibán como antes. Estaba segura de que mis hijos no mirarían televisión y no lo logré. Tampoco calculé que me iba a casar con alguien del medio. Bueno, pensé poco al respecto. Parí antes de tener ninguna reflexión. Ahora, habiendo pasado tanto tiempo acá, además, ya no sé bien dónde estoy parada. Extraño mucho. Estoy hecha una máquina de pensar. Presumo que tiene que ver con hablar poco. Me acostumbré a este estado de soledad en cuanto a adultos pero se me está quemando el bocho. Me duele la cabeza de pensar. Necesito un respiro. Llueve. Una grisura imposible. Insostenible. Una tristeza subliminar. Nostalgia o melancolía, no sé bien. Pensarme mal.

En fin. Estuve tirada, semi dormida. Milo siestiando.

Niños ya sueltos por la casa. Escucho discusión. Me agotan.

Muy, demasiado, domingo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y no sé. A veces estar rodeada de adultos, todo el tiempo, tampoco es un plan maravilloso. Te estoy leyendo mucho y si de esto publicas un libro sería un segura compradora. La versión punk rock de amas de casa desesperadas, algo así como que la vida te arrastra a lugares inóspitos pero vos sabes sacudirte de todo eso maravillosamente bien.