martes, 15 de marzo de 2011

arriba de la elíptica me acordé

Ayer le conté a Alejo que antes de embarazarme había empezado a tomar clases de piano con Diego Vainer, me había copado mucho con el disco Piano durante todo el 2000, me acompañó en la separación de mi ex y cuando decidí retomar para tocar jazz y cosas más modernas, dejando la música culta, se me ocurrió que Vainer era una gran idea. No sé si llegué a los tres meses de clases, no creo. Pero lo más loco es que cuando entré a casa, volviendo de buscar al Coco, me encontré con el cuaderno que me había regalado Buba para mi cumple 23, con la huella de una mano en la tapa, una dedicatoria en la primer página y las anotaciones de las clases manuscritas por Vainer. Grosso. No sé quién lo encontró y lo sacó de vaya uno a saber dónde estaba.

Marido me dice que está alienado. Sí, a full. No me das bola, man. Pide un pseudo perdón. Fer me dice por mail que mi capacidad para hacerme amigos nuevos le parece admirable y que se relaciona con que no me importa lo que la gente piense de mí. Nunca lo había pensado en esos términos pero puede que sea cierto ya que lo que el mundo piense sobre mí me tiene sin cuidado. Mi peor enemigo soy yo: y es cierto.

En fin.

Por lo demás, hice un mini de aparatos, 40 de elíptica, sauna, baño y bajé a lo de Domi que se sentía mal. Skypié con Pau y ahora, después de ir dos veces al club: primero para llevar al Coco y después para llevarle un abrigo porque me llamó muerto de frío, me dispongo a trabajar.

Tengo acidez. Horrible.
Así las cosas.
Febrero loco, marzo otro poco.

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