lunes, 21 de marzo de 2011

tu me enchinas la piel

El feriado tiene su chiste. Termino de ver Annie Hall, ayer se nos quedó sin bata la compu y no enganchaba el cargador. (Marido me pregunta ¿qué escribís?: lo de siempre, mimu. uf). Woody era canchero y envejeció muy bien, Diane nunca dejó de ser hermosa y todo está tan vigente como siempre aunque es una peli que tiene mi edad.

Hay sol. No hace frío ni calor. Ya desayunamos. Marido mira las Dwell por vez número mil. Voy a cambiarme para hacer gym y después de un buen baño, voy a ir a comprarle ropa a los nenitos. Comprar es de esas cosas que me olvido. Pero ya no puedo evitarlo más. Tita necesita un pantalón (desaparecieron dos, es insopor) y remeras de manga corta. El bebé pijamas y el Coco alguna bermuda.

El amor es el calor del brazo sobre mí y el peso de la pierna que me atraviesa.

Cada parte de tu ser
es alimento a mi bien
...

A la noche le hice slalom a la angus de onda, me concentré en otra cosa y me dormí temprano. Leí muy poco. Pero antes volví a pensar lo que pienso siempre: durante muchos años centré todas mis energías en garchar. Y cuando me casé (muy joven) y dejé de tener que procurarme el polvo, creo que no sabía bien qué hacer. Hasta que entendí que hay que pasarla bien (las verdades importantes suenan banales, lo sé). Simple. Si me muero mañana quiero que puedan decir: era contenta.

Bueno, chicos.
Así de sedadas las cosas.

No hay comentarios.: