jueves, 10 de marzo de 2011

mala noche pero un buen día

¿Existe el arte sin dolor? Ayer me rondó el tema durante horas. Creo que no. Lo pensé primero escuchando a Nacho VegaS pero es una intuición que no me abandona.

Me bañé en el club, charlé un rato con mi compa de locker brasileña de quien no me acuerdo su nombre y ella insiste en llamarme Julieta cada dos palabras. Ayyyyyyy. Y siempre me dice que estoy flaca y espléndida (para tener tres hijos, claro). Me cae bien, entiende rápido y es buena onda. Estaba triste por un primo que se estaba muriendo de cáncer. Le dije que por eso no podía hacer dieta, privarte de comer algo rico cuando mañana te podés morir, sin más, es muy difícil. Muy. Y cierto. Parece que la conciencia sobre la finitud me está manteniendo gordich. No importa, la vida, mi vida, pasa por otro lado que justo justo en este momento no podría decirte cuál es pero sé que es otro. La anorexia me aburrió. Soy demasiado grande para eso. Todo esto mismo le dije primero a Tila mientras comíamos en Rosetta (se nos dio por conchetear porque sí y al final no fue para nada caro aunque comimos muy discretamente), sentadas en uno de los barriles de afuera. Antes me anoté en el curso, tuve que ponerle cara de doy pena a la Lic para que me aceptara porque se supone que ya no había más cupo. Igual: cualquiera. Llamé tres veces para que me vinieran con eso. El lugar tiene algo parecido a EL colegio.

Estaba lindo el día. Después pasé a ver a la beboch. Está enorme. El tiempo y su paso. Está demasiado persona. Impresión. Divina. Sonríe. Volví y trabajé un rato. Llegó Xime y se fue a comprar cigas y panqué. Tomamos café con leche en la cocina y platicamos. Le dije dos veces que estaba muy guapa. Es cierto, está hermosa y rozagante. Bronceada (ella que suele ser blanco papel). Le dije también que no podía ser más lacra, que me dijo que me traía ropa para Tita y siempre no. Le dije que por ahí alguna vez me volvía persona y también me dijo que mejor no. Que para qué. Domi me dijo que le parecía que yo tenía menos filtro que ella y yo...bueno, yo no estaba TAN segura. ¿Para ser más normal, para que todo fluya mejor? Soy un aparato a mi pesar.

Marido buscó a Coco y lo llevó a un ensayo así que a las 9 llegaron y estaba hecho un zombi. Le pregunté si me extraño y farfulló que sí. Me le eché encima y está casi tan grande como yo. Enorme. Los amo.

Antes de dormir (estaba muy cansada y me acosté temprano) leí un par de páginas de un libro que me dejó madre sobre un adolescente autista. Miedo. Me identifiqué con unas cositas (menos extremas) sobre el contacto físico y mis problemitas con y pensé en desarrollarlas pero mejor no. No habla bien de mí.

(Suelo correrme cuando tengo a mis hijos demasiado cerca, hago muchos esfuerzos para que no se note que me da dolor de panza que me toquen (eso sí: yo sí puedo tocar) y me peleo mucho con marido porque siempre quiere que veamos las pelis abrazados y yo, bueno, yo quiero darle la mano. Igual, con marido soy muy tolerante y me gusta que me ponga la pierna encima y que me haga mimos (si no son de perro). Con los pies todavía no puedo pero por ahí en algún momento me reformo.)

Con lo del arte: eso. ¿Cómo crear sin sufrimiento? Pienso que hay que estar atravesado por algo que yo en este momento no. Soy feliz. Así, un poco feliz. Plena. Satisfecha. Aunque no quiero quedarme con ganas de hacer nada. Y no sé si voy por ese camino. Supongo que podría haberme quedado con ganas de tener hijos más joven si no los hubiera tenido.

Por cierto: la envidia, el resentimiento, la maldad, son lo menos. De lo menos. Nunca voy a ser demasiado adulta pero tampoco perra.

En fin. Me voy al gym y después a (re) desayunar con Ile. Sí, ya sé: no da. Tengo laburo pendiente pero: ni modo.

Así las cosas.

No hay comentarios.: