miércoles, 2 de marzo de 2011

vivir lleva demasiado tiempo

Posta. Ayer le dije a marido: soy material inflamable y le pareció genial. Por eso seguimos casados, nos reíamos mutuamente de nuestros chistes y garchamos más de dos veces por semana. No hay mucho misterio. Lo aguanto más que a mi descendencia lo que dice mucho de todo. Vengo del super, me bañé en el club, pasé por el correo, me depilé las cejas (se zarpó mal después de decirme: qué bonita cejas tiene, me las esquilmó, ¿qué onda? no soy yo), pagué el agua e hice una compra muy reducida porque la alacena y el refri están muy llenos entre cumpleaños y víveres que me dejó Pau. No me gusta, prefiero que esté todo un poco más vacío. Antes no era así. Tengo que trabajar, hacer curso on line, ordenar un clóset y no sé si bajar o no a buscar a Coco. No me corresponde pero como el lunes se volvió y no fui, no sé si me toca. Yo no hago esas cosas pero las otras madres no son yo, claramente.

Ayer pasé con mi locura a cuestas por lo de Mary, era el cumple 1 de Joaquín y parece increíble que haya pasado un año. Comí porquerías proque la comida de casa no daba ni un poco (a Silvia el tema morfi no se le da demasiado bien), volví a casa y después me fui en un taxi a buscar a marido para ir a lo de Domi. No tomé alcohol, solo un poco de coki, dos kekas con un guacamole delicioso y dos secas de un porro (no fumaba hacía muuuuucho) que hizo que me riera con Tila y Pau y que después durmiera como un bebé. De todas maneras, me cuesta estar en ese tipo de reuniones. Más habiendo dormido tan pocas horas. Sufro levemente. Las conversaciones intrascendentes no se me dan demasiado bien. Soy un aparato: lo sé.

Bueno, eso. No mucho más. Tengo que ponerme las pilas, como siempre. Cocinaré algo. Haré un pastel de papas porque cada día se come peor. Necesito que vuelva Luzma que al lado de la mano de Silvia es Martitegui. Por lo menos nos hace sopas ricas y las verduras tienen alguna gracia.

En fin.
Así las cosas.

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