domingo, 13 de marzo de 2011

falló el plan

No me acosté a leer porque las luces del cuarto están muy apagadas. Marido casi no durmió y a las 7pm ya roncaba en el sillón. A las 7.40 estaba en la cama. Leí cuento. Luzma, que volvió ayer, me ayudó con todo el resto. Bah, todo el día. Fue un domingo suspendido en el tiempo y estuvo bueno pero devino mal. Porque el anochecer dominical y la poca actividad de la semana no se llevan bien. Porque los fantasmas uno los combate durante un tiempo muy acotado pero un día salen, con fuerzas renovadas, a gritarte en la cara tus peores miserias.

Desde ayer pienso, una vez más, en mis pocas virtudes. Las principales, como ya dije, son que soy buena, más o menos rápida, tengo la risa y el orgasmo fáciles y la piel suave en algunas partes del cuerpo. Por lo que resta: barajá y da de nuevo. Y eso no me pega bien, eh. Para nada. ¿Han vuelto los tiempos oscuros? Espero que no. Deseo que no. Le quiero hacer slalom. Aunque mi vida es un gran tiempo de descuento. Falta poco para el 20 de abril y viajar a Bs As. ¿En mayo podré irme a Madrid?

Me gusta la impunidad. Soy impune por naturaleza y no tengo ganas de reprimirlo. No sale. No funciona. No gusta. Dejame ser. Fluyo al menos en un par de ámbitos.

También, a veces, sufro.

Bastante.

Tirame del pelo y decime putita. Se acerca a la felicidad. Y que te gusto. Mucho.

Bueno, el domingo va perdiendo consistencia. Se deshace como los castillos de arena cuando sube la marea. Se va haciendo tarde. Tengo acidez. ¿Me fumo un ciga? Quiero ser normal.

La alegría de coachie me hace feliz. El encuentro entre amigas que se descubren, me copa. Amo las amistadas que se cruzan. Pienso que todo se vuelve más divertido. Soy un apareil.

En fin, chicos. Así las cosas
(Elido la tragedia nipona y el mundo colapsando porque la ceguera a veces es necesaria).

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