miércoles, 9 de marzo de 2011

duermo poco y salteado

Noche movida. Internamente, creo. Fuimos a comer con Jorge a Spuntino porque las otras dos opciones estaban cerradas. Una mierda sin control. Caro, malo y pésimo servicio. Antes, de ida, me saltó el electro con marido. Solo pedía honestidad. Pedía que dijera que vivimos acá por él, por su realización profesional pero no lo conseguí. Decía cualquier cosa sin sentido. Me exasperó. Tengo el fastidio fácil, de todas maneras. Cenamos y emprendimos el camino de regreso.

Mientras, pensaba en cuánto lo admiro. Gusto de que sea generoso en todos los aspectos, solidario, talentoso, inteligente y humilde. Además de buena persona y buen padre. Pero tuvo a mal querer, entretanto, que le chupara la pija mientras manejaba y tuvo a MUY mal empujarme la cabeza para abajo. Uh. Pésimo. Le dije que eso era violencia de género, que ni se le ocurriera hacerlo nunca jamás, que lo iba a denunciar y alguna otra amenaza en tono semi desquiciado. Parece que la calentura podía más porque llegamos a casa y siguió con el acoso. Malhumor. Dejame en paz. Macho, garchamos a la mañana, es tarde, estoy cansada. Claro que hoy sí quise y se hizo rogar. En fin. Delicias de la vida conyugal.

Y en el medio de todo pensaba en la chispa. Hace días que me ronda el misterio del deseo ¿por qué alguien te gusta? ¿por qué con alguien sentís que podés tener piel? ¿qué se da? Es como magia, pienso. Bah, pienso eso porque estoy retirada, supongo. Ya no tengo ni las más puta idea de cómo se dan esas cosas, qué se da, si es solo una intuición o si hay algo inexorable en la atracción de los cuerpos. De joven creo que había un poco y un poco. Un poco de probemos y muchas veces no funcionaba y otro poco de no poder soportar no enredarte con el otro. No sé bien cómo es en la adultez.

Por otro lado, me quedé pensando después de la cena en lo sacralizado que está el cuerpo. Socialmente se le pide a los cónyuges que no infrinjan la ley monógama revolcándose con alguien más pero en cambio, porque no queda otra, no se puede legislar el espíritu. Nadie puede impedirte un crush mientras no levantes la barrera física. ¿El amor platónico vale porque no es comprobable? ¿Es preferible que tu pareja tenga una relación de intimidad verbal con un otro a que comparta secreciones? Ni siquiera sé qué contestaría yo, esa es la verdad.

Bueh, lo que hay de familia desayuna abajo. A mí me duele la panza, comí papas a la provenzal, pan y mucha mousse de choco y dulce de leche. Marido sube justo a saludarme. Tiene un día de locos.

En fin, me vestiré e iré al super con beboncho. Trabajaré y bajaré a ver a Domi.

Estoy cansada, dormí poco. Mi compu anda como el orrrrrto, no carga. Las Mac son descartables: las odio. Pero las amo.

Así las cosas, chicos.

2 comentarios:

inés dijo...

una vez una doctora me dijo, la pasión siempre está, si se va de una persona pasa a la otra, y conciendo a gente mayor, ellos me dijeron a los ochenta años, que la pasión sigue estando, siguen teniendo ganas de garchar, igual que si tuvieran veinte!

JB dijo...

pero yo creo que me gustaría dejar de tener ganas de garchar! por ahí sería mucho más productiva! o no??? no sé, tal vez la vida no tendría más brillo.