sábado, 26 de marzo de 2011

hoy quiero hablar

Pienso pienso y paso de un estado al otro, constantemente. Lo que ronda: ¿a quién podés mostrarle el alma? No a cualquiera. Me cuesta entenderlo, bah, no lo entiendo hasta que caigo al pozo de la sordidez.

Fácticamente: ayer a la noche vimos London Boulevard que es mala mala pero igual hay algo en lo inglés que siempre te cae un poco bien (cuando no es del todo mainstream), yo estaba triste, un poco deshecha y las rodillas contra la alfombra me dolieron espiritualmente y lloré después de garchar como no me pasaba hacía ¿años? Igual hay algo dulce en la oscuridad pero prefiero que no dure. Duermo mal, no descanso. Si pudiera hacer algo con todo lo que me ronda, siento que la cabeza un día me va a explotar. Todo es un gran sinsentido.

Hice zumba, sauna, baño, compu. Después decidimos ir a comer algo por acá. Carne. Coco sigue en lo de vecinos con los que acampó en el parque a la noche. Ahora marido quiere ver el partido. Ya nos reencontramos, creo. Las bifurcaciones de los caminos son breves.

Uno de los pensamientos de la semana: mucha gente que piensa con la pija o la concha, según lo que tenga. Otra que no, que nada que ver. Yo si no cojo no vivo. Por suerte marido vive en la misma tónica.

En fin. Tengo muuuuchas cosas que hacer pero me colgué chatiando con Fer, que es lo máximo. Eso sí: doy los peores consejos del mundo, el pragmatismo a la n un día me va a llevar por malos lugares.

Bueno, chicos.
Así de explayadas las cosas.

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