miércoles, 30 de marzo de 2011

desde las 5am despierta

y siendo las 8.27 siento que el día está avanzadísimo. Pero no. Y tampoco tengo mucho para decir, eh. Bah, casi nada. Intensas ganas de vomitar después del desayuno que no fue todo lo diet que debía, ya con el bolso armado, cambiada y con la lista del super en la cartera, debería estar saliendo para el club.
¿Viste cuando en pelotas pensás que estás más flaca y te ponés la ropa y no, nada pero nada nada que ver? Bueno: eso. Las calzas son un bashón.

Ayer pensé en la muerte. Y el título del post podría ser La muerte y yo. Nunca pienso en mi muerte porque soy lo suficientemente joven para que la omnipotencia se mantenga sólida e impune y de verdad estoy convencida de que nunca me va a pasar nada y no pienso cambiar. No. Cuando pienso en la muerte pienso en la gente que se murió y en la conciencia. Desde chica que me persigue el mismo pensamiento y debo decir que nunca lo hablé con nadie. De hecho, tenía una pesadilla recurrente en la cual me estaba por morir pero entraba y salía de un cajón transparente esperando que sea definitivo. ESTO NUNCA LO HABÍA ENUNCIADO. Guau. El nivel de angustia que me producía (o debo decir produce) era indecible. Pero a la vez también había algo de alivio. En fin. Prefiero seguir distraída en la burda queja que adentrarme en estos temas, a decir verdad.

Por lo demás, sigo hiper contracturada, cada vez peor, casi no duermo y estoy hecha una piltrafa pero esta es la hora del día en la que soy feliz así que vamos a evitar tirar la mala (que vuelve).

Bueh, me voy a mover el orrrrrrrrrrrto enfundado en una poco sentadora calza gris.
Así las cosas!

No hay comentarios.: