miércoles, 30 de marzo de 2011

robo tiempo que no tengo

Esa es la verdad. Tengo mucho trabajo atrasado (trabajo pésimamente remunerado siempre pero al que siempre le digo que sí porque hay algo de la cultura del esfuerzo que me representa y necesito) pero no puedo dejar de pensar. Todo el tiempo sin parar pienso. Vivo atravesada por mí misma lo que suena a obviedad pero no creo que lo sea.

Gusto mucho de la gente inteligente. Y perturbada Hoy, hablándole a alguno de mis múltiples interlocutores ficticios, declaré mentalmente que mi peor problema es la neurosis. O sí: soy una neurótica grave y eso me deja girando en falso. Pensé también algo que hablamos siempre con coachie y que no termino de darme cuenta de cómo se resuelve: no me importa lo que pienses de mí pero quiero que me quieras.

Por lo demás, tengo que seguir. Ni modo. La política me resulta apasionante pero lejana. Y las discusiones en Buenos Aires se volvieron imposibles, al menos con la mayoría de mis amigos. Tiendo a no querer confrontar porque me estreso y estupidizo.

En fin. Volveré con más tiempo. Ahora llegaron mis hijos y tengo que ir a comer.
Así las cosas.
Talacheras.

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