lunes, 17 de mayo de 2010

anacoreta

Estoy en mi peor momento, creo. Todo me cuesta mucho. No salgo de casa más que lo mínimo indispensable. Interactúo poco, poquísimo También leo poco en papel y no suelto la compu. Eso sí: como con mis hijos, baño a Milo, lo alimento y me tiro en la alfombra un rato a jugar. Aunque sea con la compu al lado.
Quisiera salir más eh. Pero no sabría a dónde ir. Sin plata para gastar, todo se complica. En Buenos Aires, lo sabemos, mi vida sería otra. Aunque sufriría por otros movitos. ¿Podría hacer el entrenamiento con Ana Frenkel, canto, taller en vivo y algo de artes plásticas (tal vez retomar alfarería)? O cero. ¿De qué trabajaría? ¿Haría lo mismo que acá? Me cuesta mucho que la gente me conteste. Armar notas. Eso me gusta, ves. Y sigo con mi word, duro y parejo, no cejo. Soy focalizada aunque no lo parezca (eso lo puse hoy en un mail). Sé que parezco dispersa pero no lo soy.
Aunque soy pajera. No te lo voy a negar.
Hice una lista de pendientes. Me olvidé de anotar: llamar a la dentista.
¿Cómo algo? Volvió la dieta, está bueno. Marido pasa por despedida de clienta en el Covadonga y viene. Poco sueño después de siesta reparadora. Comí una banana para la hipoglucemia siestera.

Leo poco los diarios. Los paso por encima. Me canso. De todo. Principalmente: de mí misma.
¿Todos queremos que todos nos quieran? Creo que no. Sólo algunos. A otros, los demás les chupan un egg. Me encantaría ser así.
Y mientras, cada día más solitaria. Qué raro. Rarísimo.
En fin, voy a ver si me clavo una keka y me voy a la cama a leer en formato libro.
Así las cosich.

1 comentario:

marina k dijo...

con quién estás haciendo taller (virtual?) ?
besos!