jueves, 13 de mayo de 2010

Buen día, María

Yo miraba el programa de María Amuchástegui. En esa época hacía jazz en el club y alucinaba con la cantidad de mallas y calzas de lycra brillante que tenía la piba. Yo sólo tenía una malla rosa con calzas lilas y polainas también rosas. Y era gordich así que imaginate el espectáculo (bastante cercano a Miss Piggy).
Son las 8.20am. Me desperté con Simi, le metí manzana cortada y un yogur en la loncherita, le hice la leche, antes le había dado la ropa, le tosté dos pedazos de pan, les unté manteca y azúcar y después vimos un video de Kinky mientras esperábamos al camión que cada día llega más tarde. Me volví quince minutos a la cama. Marido está menos enojado y me abrazó con su humanidad pletórica de calor nocturno. Me tira sus 86 kilos encima y yo siento que eso es el amor. Eso. Nada más. Así, semi dormido, alunado. Pero dura poco porque Tita también tiene que ir al colegio así que hoy no luché porque se pusiera el uniforme, no quiere hacer EF, bueno, hoy no hagas hija, esta es la semana de las excepciones pero la que viene volvemos a la normalidad. Ajá, contestó. Se puso un vestido con rayas coloradas y zapatos al tono (no tan al tono, en realidad eran zapatos rojos pero de otro rojo), Dani la peinó con uno de sus modelos ultra sofisticados (acá el tema peinado es muy pero muy importante, nunca toqué hablé de este issue pero estar peinado implica muchas cosas y un peinado trabajoso es un símbolo de interés de la madre; yo tengo el problema de no peinarme nunca, creo que la única vez en la década que me peiné en la peluquería fue para mi casamiento, ando todo el día con un rodete desarmado y si tengo una boda, me paso el secador, ponele, pero siempre yo; y para peinar a otro soy simplemente una inútil-como para casi todo), yo le hice el lunch (también manzana pero en lugar de yogur, sandwichito de jamón y queso y agua en su termo de Kitty) y la leche y subí a cambiar a Milo. Diego se fue al rato, después de que le estuvimos haciendo porras a Milo para que se moviera en el andador, parecemos infradotados. Se despidió mordiéndome una oreja y pellizcándome una teta. Él es así, el amor cuando está despierto, es nervioso.
Ahora estoy en la sala de tele, en camisón, con la guarda dental aún puesta, con el día por delante, con el ánimo un poco más arriba y con la esperanza de que la semana termine mejor de lo que empezó (lo que no es muy difícil, la verdad). El finde viene con eventos sociales, tengo muchos pendientes y bastante paja (como siempre, bah). Pero le ponemos pilas. Hay sol. Parece que el calor está bajando. Y las cosas malas, bueno, son otras.
En fin, chicos.
Así la vida.
Sepan que los mails me dan alegría.

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