domingo, 16 de mayo de 2010

un domingo eterno

Hoy siento que me sobra un hijo. Nunca hubiera tenido un sólo hijo porque me parece una crueldad. Pero tres, la verdad, es mucho. Estoy cansada, me duele el cuerpo, la lluvia me desalienta, no estoy contenta con lo que escribo, tengo muchas cosas en la cabeza (de trabajo, muchos pendientes), necesidad de descanso. Pero no. El viernes llegan padres. Comimos carne, tranquilos, ahora Juanpi y Diego buscan cosas, discutimos si internet es el invento que revolucionó el siglo XX o no. ¿Qué pensás? Yo digo que sí. Claro que entre otros. Tengo ganas de comer algo dulce pero estoy a dieta. El clima no ayuda. Ni ganas de leer. De fondo: Iaies.
Le pregunto a Juanpi por qué nunca tuvo un piano. Es brillante. Dice que a los treinta y cinco va a estudiar economía. Y bueno. Ahora me cuenta que estuvo estudiando canto lírico. Le digo que no lo soporte. Me dice que él tampoco. No nos veíamos hace más de un año y medio y sin embargo, parece que fue ayer. Es el tipo de gente que me cae excelente. Simple, inteligente, noble. Ahora pone un tema cantado por Pavarotti. Para que lo sepa apreciar. No sé si me convence. Los chicos en lugar de dormirse, se pelean. Estoy hastiada de hijos.
Pasando a otra cosa: me desapareció el aceite de oliva. No da. Mañana tener que indagar. Fiaca mal.

Empezar la semana así, no me cierra.
En fin, chicos.
Ojalá que anden mejor que yo.
Así las cosas.

No hay comentarios.: