martes, 25 de mayo de 2010

oh, sí. bicentenario

Mi madre dice que todos siempre actuábamos. Yo digo que no es cierto pero para mis adentros, con madre mejor no discutir (sobre nada). Lo que sí me acuerdo es que un 25 de mayo creo que de tercer grado, me tocó ser la speaker (?) del acto. Era un feriado, también izé la bandera y me acuerdo que tenía una blusa con un cuello enorme (madre era muy afecta a ese tipo de atuendos) y después creo que fuimos a comprar plantas o muebles cerca de Don Torcuato. Lo que sí puedo decir es que era muy aparato, siempre escolta (eso sí, en séptimo no fui abanderada, escolta sí pero abanderada no, no entiendo por qué) y logré que a pesar de cantar espantosamente mal, me dieran un solo en el coro. Ya sabemos: exceso de carácter. Ese es mi sino.

El espíritu un poco más arriba después de tener una buena noche con marido. Tardó mucho en venir, me dijo ya salgo y a la hora seguía sin noticias, no atendía el celu y en la oficina nadie se dignaba a levantar el teléfono que sonaba insistentemente. Le hice unas cuantas milanesas, un cous cous, una ensalada y fue bastante feliz. Me tiene medio freezada no sé por qué pero cuando estamos juntos la pasamos muy bien. Los misterios de las relaciones humanas, oh oh.

Hoy comida de laburo. Madre hace la ronda. Yo me tomo taxi. La familia cerca, ese back up que no sabés cuánto necesitás hasta que no lo tenés (claro que yo sí lo sé por razones obvias).

Y no mucho más. Milo y su terapia, trabajo atrasado para variar y cosas por el estilo. Tudo bem, tudo legal.


En fin, chicos.
Pasenla bien, tomen chocolate con churros y recuerden las peinetas. Vayan a Eterna cadencia que el plan parece divertido.


Así las cosas.

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