viernes, 14 de mayo de 2010

ordenar los pensamientos me está costando

Ayer estaba triste y angustiada y sobrepasada y cansada y peleada y abandonada y me clavé un cuarto de rivo que me planchó y amanecí hecha un flan, un blandismo que no me acompañaba hace años. Marido en una punta del mundo y yo en la otra, peleas sin ninguna importancia, roces ridículos, desgastantes. Quiero la paz. Paz. Pero él no baja la guardia y no se da cuenta. Seguramente, yo tampoco,

Agotada. Please, basta, dame chance. Quiero domir mil años y uno más.

La semana sin taller pierde sentido. Me siento un poco perdida, un poco abandonada también. Labilidad. Sí, sí.

Antes de dormir pensé en lo que uno espera de los otros. A mí me pasa algo extraño y no digo de cuando uno espero algo de los otros en relación a uno mismo. Eso es parte de la desilusión habitual de todos en relación a muchos. Esperamos cosas que el otro no hace y no hacemos cosas que un otro espera de nosotros. El gran nudo de las relaciones humanas. Pero esta vez fue algo menos personal. Pensé en cuando uno ve a una persona y le parece que lo que hay en la superficie es sólo una parte, que la realidad es otra, que en cualquier momento sale y la muestra. Me pasa sí. Pero pasa el tiempo y eso que espero no está. Decime: esto es cualquier cosa, no tiene nada que ver conmigo, me aburre. Yo soy distinta. O en otro caso, hola linda, qué hacés, ah mirá, te extraño, sí, gracias. Mostrar cierto sentido del humor, relajar. Pero me parece que no eh, que es así la cosa, que no hay un trasfondo y yo me equivoco. Para variar.

Bueno, pavaditas que pienso a la noche. Tengo una junta, tengo que juntar los pedazos de mi cerebro que están desperdigados, sin encontrarse, para poder pensar. Tengo que bañarme. La dieta ahí va, un kilo menos. Siguen sobrando 3 y debería no cejar hasta que se vayan del todo. Hace dos años que se me instalaron (después de los 30) y parece que no es tan fácil dejarlos ir. El desafío es el finde, lleno de eventos. Pero nos mantendremos firmes.

¿Un post cualquiera? Puede ser.

Me siento un toque oven.
Así las cosas.
Desabridas.

1 comentario:

MVP dijo...

Uffff, cómo te entiendo.

En México soy extranjera y en mi país, mi ciudad me siento una extraña. Además cada uno tiene sus cosas y me quedan horarios muertos donde no sé qué hacer: el jardín japonés con sus peces, patos y otros bichos les encanta a mis hijos. O la plaza, que es algo tan poco común en México, les resulta fascinante.

Espero que disfrutes de la familia y los amigos.

Sdls,

Vicky

PD: q es "schleper"??