miércoles, 12 de mayo de 2010

siempre es tan temprano

Sigue el dolor de garganta y la tos seca, levemente atemperados hace un rato. Estado general: dieta. Eso lo toma todo.
Milo acaba de zarandear a Antonio, el hamster, como un sacado. Daniela se lo pone como carnada para que se mueva con el andador y funciona bastante. Ahora llora, cansado, en la cocina. Hoy tenemos terapia y detesto a la terapeuta. Intenté con otras dos pero una atiende lejísimos y demostró poco interés y a la otra la llamé dos veces y me cortó ambas diciendo que me llamaba más tarde. ¿A vos te llamó? A mí, no. Comí pasta con aceite de oliva y queso rallado. Insisto con ese aceite de oliva pero así, no me gusta. Punto. No me gusta. Después, una pera. Y a las once, a dormir. Sigo con el libro de Vanoli, avanzo lento, lentísimo. Soy una tortuga pero no porque las tortugas caminan rápido y sólo tienen mala fama. Daniela también sacó a Clarita de su tupper para que Milo se incentivara pero no funcionó, la tortuguita no le tentó en lo más mínimo. Por lo demás, cero deporte, relación conyugal freezada, indisposición extrema, tareas de madre en su máxima expresión, mails de trabajo enviados y no contestados, demasiados. Texto, semi parado. Lecturas, atrasadas. Y así medio todo. Ah, me falta llamar a la dentista para llevar a Simón y sacarles la foto con fondo celeste a todos mis hijos para los trámites de la embajada. 

¿Dejaré de ser ovillo para ser persona? Pongo en duda, como todo. Afuera hay sol, esperamos que dure. Dolores varios no están buenos.

Me voy a bañar. Tengo super. Vida emocionante. Oh sí. Oh sí.
Así las cosas.
Así las cosas.

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