martes, 20 de abril de 2010

los astros mal alineados

Decime: ¿cuánto creés que durará este temita? Digo, no sé, creo que ya fue suficiente. Y no me quiero quejar, eh. No, no. Me aburro hasta yo. Pero el tráfico hoy fue de locos. Llegué a la escuela de Roberta, previo dejar a Milo con la hermana (de 16) de Fanny, y resulta que de la excursión llegaban a las dos. Entonces, ir a buscar a los grandes (es el mismo colegio pero dos sedes distintas a diez cuadras aprox), esperar en la puerta, apurarlos para que caminen rápido, volver al kinder, bajar con los dos, buscar a Tita, apurarlos, recibir la llamada diciendo que el bebé se había despertado, dejar a Migue en su casa, buscar a Milo, poner la sillita en el auto, ir a lo de Pau a comer a las tres. Divina, nos recibió con sopa y pastel de papa. Los chicos comieron, jugaron un rato, nosotras hablamos de constelaciones familiares, nos reímos un poco y me vine a casa a que el bebé durmiera la siesta larga. Me puse a escribir. Los chicos jugaron un rato y Simi se fue a lo de Dante a quien no ve hace años. Estoy nerviosa, estresada. La cuñada de la señora Eli (que trabaja en lo de Pau) se supone que viene mañana pero no le pongo muchas fichas. Me preguntó si tenía que cocinar y parecía tener pruritos. Dios. Justo mañana, no. Viene Lupita a la mañana pero con eso no hago nada. La pila de ropa sucia siguió subiendo y yo no hice nada para solucionarlo.

Llamo desesperada a Angelica para saber si ya habló con Eli y sabe cómo llegar. Patética. Angélica se rió. Tita me pide por octava vez la leche. Diego, ya lo dije, no viene hasta muy tarde. Escribo en un mail que hago agua por todos los flancos y es bastante cierto. Tengo ganas de llorar. Me siento miserable y casi todas son nimiedades pero mi vida es eso, un cúmulo de nimiedades intrascendentes. Y ni modo. ¿Lloro? No, estoy seca de lágrimas, ya lo sabemos. Le dediqué las que tenía a la abuela Eugenia y no me quedaron más.

Diego ya no me hace llorar. Eso es un avance. Si me hubieras visto en el 2003, era todo taaaaan dramático. Y mi vida era tan fácil. Ni te digo de más joven, pero ahí yo también pensaba que me iba a quedar sola de por vida. ¿Cuándo inventan la bola de cristal?

En fin, chicos.
Así las cosas.
Foja cero.

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