lunes, 19 de abril de 2010

sigo sola

Son las once menos veinte y no tuve noticias de la chica. Tampoco me puse a trabajar ni escribí. Ah sí, me bañé. Ahora voy a bajar a desayunar con Milo que se acaba de despertar de la siesta. Es muy bueno mi hijo. Por suerte.

Pasan los minutos. Nadie llama. Infierno.

La abuela está mal. Obviamente. Parece que un poco peor. Me da mucha pena. Mi abuela hasta que se rompió la cadera (o sea, hasta hace tres semanas), caminaba todos los días, iba dos veces por semana a un curso de autoayuda (en el que sólo escuchaba porque es muy tímida), tocaba el piano increíblemente bien, salía con su prima y otras amigas a tomar el té y charlaba de política (discutía) con mi padre. Mi abuela no merece morirse así. Y es muy duro darse cuenta de que uno no elige cómo morirse. Va a seguir internada por tiempo indefinido. Yo me despedí como si no la fuera a ver más y recién, mientras me peinaba (me olvidé mi peine amado de plástico que tiene ocho años en lo de mi madre y yo tengo otro así que usé uno de diego y un cepillo pero no me sirven) pensé que a todos nos da tanta pena la abuela porque es el único ser que nos miró siempre con benevolencia. En una familia en la que nada es suficiente, en la que los elogios nunca sobraron (y menos de chicos), en los que las críticas están siempre presentes y en la superficie (no sé cómo son otras familias, no me doy cuenta), para la abuela somos perfectas. O casi. Intento recordar si alguna vez me dijo algo negativo y creo que jamás. Le parecemos lindas, buenas, talentosas. Al menos yo. Y sin la abuela, no queda nadie con esa mirada.

Seguramente sea yo que me presto, me pongo de pechito para que me digan todo lo malo que se les ocurre. ¿Yo haré lo mismo? Es posible. Mi honestidad brutal me juega en contrar. Y no es, entonces, sólo one way. A veces me pregunto si de verdad soy sólo defectos. Y me lo pregunto seriamente. Hago agua. En todos los flancos.

En fin. Así las cosas.
Un poco triste. Un poco melancólicas.

1 comentario:

MVP dijo...

No mires la mugre, salí a comer afuera con los chicos y distraete un rato.

Al carajo con la casa, al menos por hoy o hasta que consigas ayuda.

Probaste llamar a Jobis? Quizás no consiguió trabajo todavía y vuelve o no

salu2

Vicky