viernes, 16 de abril de 2010

querido padre

Es de mal gusto que leas este blog.

Después de la cena familiar me convenzo, aún más, de que no tendría nada parecido de vivir en Buenos Aires. Supongo. Detesto las conversaciones sobre este espacio. Me ponen de mal humor y si es en familia, todavía más. Si hay algo que me gusta del blogueo vintage es el anonimato. Sin saber, efectivamente, quién te lee, te sentís con libertad. Cuando en la mesa tu padre dice: yo lo leo. Y madre agrega: yo tengo amigas que también. Yo pienso: Esto es CUALQUIER COSA. Y sin embargo, antes de irme a dormir, temprano porque mañana me esperan mil horas aprox de vuelo con hijo pequeño, escribo estas líneas.

Me voy, chicos. Me despedí de la abuela y me dio mucha tristeza. Pero no lloré. Hice un autorescate que funcionó, le dije cuatrocientas veces que la quería mucho, que le mandaba besos a todos y me fui, haciendo algún chiste. Pero me dio pena, claro. No sé qué pasará, tampoco.

Y cada día me siento un poco más cerca, con más ganas de vivir acá, pensando una vida posible. Ya no sé cómo vivo en México, como aguanto. Me gustó verlos a todos los que vi. El poco rato que tuve.

Nos vemos mañana, en el lounge de Amex.
Así las cosas.
Despidiéndose.

No hay comentarios.: