lunes, 19 de abril de 2010

peligro: inflamable

Ese es el status de mi matrimonio. Pero no me voy a extender.

Me pasaron más cosas. Malas, claro. Porque los hecho negativos se concatenan porque uno tiene la cabeza quemada.

A las dos y media me llamaron para que busque a Lorena. Pero el bebé dormía. Un poco antes de las 4pm se despertó Milo y partimos con Tita. Simi llegaba de fútbola las cuatro y cacho. En el camino de vuelta me paran dos polícias porque el auto no estaba verificado. Obvio. Sabía que me iba a pasar pero no lo evité. Se me pasó. Grité. Mala táctica, obvio, Dije: llame a la grúa.

Se me borró el post.

Finalmente lo solucioné. Dejé a Lorena, llegó Simón. Se quedó. Me fui con los menores. Llegué bien a la terapia. La mina cero clever. Y poco empática. Tengo que hacerle ejercicios dos veces por día. En un mes Milo tiene que gatear. Salí angustiada. Los problemas de tus hijos te enfrentan con tu propia maternidad. Con lo que hacés mal. Yo no soy buena madre. Parece que no soy buena nada. Ojalá arranque. Me pega mal este tema. Todo me pega mal.

Salí a comprar cigarrillos. Diego no me habla. En un rato me voy a meter en la cama a leer. Me siento sola y un poco miserable. No es México. En Buenos Aires, es cierto, me siento un poco más yo. Pero las locaciones no son mágicas. Los cambios están en uno. Son semanas complicadas. Mañana espero volver un poco a la normalidad. Un poco. Ser más productiva. Que me de la cabeza. ¿Podré?

En fin, chicos.
Así las cosas.
Para atrás. Pero hay que ponerle garra.

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