lunes, 1 de marzo de 2010

cuando marido no está

Laburé todo el día. Escribí. Hubo mucho sol. Los chicos jugaron con amigos. Salieron al parque. A Milo le asoman los dientes de arriba. Diego me skypea, me quiere contar. Yo lo escucho. Lo quiero.

Puse música. Y cociné el osobuco que se estaba pudriendo porque él no tuvo tiempo de hacerlo. Vino blanco, salsa de tomate, hongos. Y un cous cous para acompañarlo. Cené con Ale. Me gusta que esté. No tanta soledad. Soy afecta a la comunity, we know. Cada día bueno es ganancia. Es felicidad. Es que la vida está buena. Un día, sabemos, caés. Por nimiedades. Porque la autoestima tambalea. O porque pasa algo malo. Mientras, aprovechamos. Conciencia. Saber qué hacer para que todo fluya. Fluir. Es el verbo del 2010. Es un buen sintagma. Es tan fácil sufrir. Tan tentandor. Así que escapamos.

Mañana tengo clase de piano y no estudié. Me da culpa. Pero no tuve tiempo ni espacio. El bebé en casa no ayuda. Duerme. Lo despertaría. Me dan ganas. Será la próxima. Sirve desalienar. Ahora me iré a la cama a seguir laburando. Mucha cosa junta. Mucha. Mejor. Agradecemos. Después viene la malaria y nos sentimos lechuguita.

El sábado hablábamos con Domi de los amigos en Argentina. Yo los amo. Pero estoy acostumbrada a no tenerlos. Me hago nuevos. La amistad es dinámica, como decíamos con coachie. Para mí, uno de los pilares de la existencia.

Mis hijos crecen. Me causan gracia. Son copados los pendorchos. Empezamos un libro de Robert Dahl, les copó: El superzorro. Es un buen momento ese. Se entretienen. Transmitirles que la literatura te salva. Te transporta. Yo me encerraba en el baño y me escurría de la realidad. Leía, una y otra vez, los mismos libros. Lloraba con las historias tristes. También una y otra vez. La infancia puede no ser feliz. Los treinta me caen perfecto. Me quedaría acá.

Nació un bebé. O está por nacer. La vida me alegra. Es alegría. Es esperanza. Vuelvo a pensar en no pasar más por eso. Qué triste. Es tan lindo. Los bebitos. Qué divinos. Cuanto más chiquitos, mejor.

El viernes tengo que ir a desentonar en matrogimnasia con Tita. Las actividades escolares, me torran. Excepto leer a los niños. Eso me copa.

Bueno chicos. Ha sido un día largo. El frío sigue replegándose. Me duele la espalda.
Podría comerme un After eight pero me rescato.
Así las cosas.
Equilibradas.

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