domingo, 28 de marzo de 2010

hago tiempo

Finalmente me levanté de la cama. Vestí a todos y nos fuimos al club con Feli y Juana incluidas. Son unas santas y no me cuesta nada llevármelas. Los grandes nadaron y jugaron en el inflable y Milo estuvo sentado con Mila (ella aguanta mucho mejor estar tirada con juguetes en la toalla). Un poco me cansé, los bebés me agotan. Demasiada demanda para mí. Ya estaba acostumbrada a chicos independientes. Pero ni modo. Nos vinimos a casa, me cambié y me fui con Milo a comprar un postre al City Market. Los demás se quedaron con Ale que laburaba. Estuvo bien el asado. Muy rico. Lo único que me sorprende es lo poco que pregunta la gente respecto a los demás. Y no lo digo por mí. En general, siento un desinterés por profundizar. Por saber de verdad. Yo, si no fuera por cierto pudor, hago interrogatorio. Pero aprendí a callarme- un poco- la boca. Me gusta saber. Parece que a la mayoría de las personas, no. Creo. Llegamos hace un rato. Le di algo de comer al bebé y lo acosté sin bañarlo. Yo tampoco pasé por la ducha. Soy sucia. Tita y Coco miran un rato de tele y en breve los acostaré. Mientras, tengo Radar para leer. Con Diego no hablé, no tengo el celu cargado y se llevó mi cable.  La temperatura en esta época es ideal. Perfecta. Y la angustia no me visitó este finde. Eso es bueno. Me gustaría contar más cosas. Que salí, que vi muestras, películas copadas. Que descubrí un grupo alucinante, que toqué mucho el piano o que leí el mejor libro de mi vida. Pero no, chicos. Lo que les conté: suburbio y familia.
Así las cosas.
Planas.

2 comentarios:

Tania dijo...

Yo agradecería el título de ese mejor libro de tu vida...

JB dijo...

jajaja. es que no, no leí ningún libro y menos el mejor de mi vida.