lunes, 29 de marzo de 2010

no te nubles más, digo, no?

Suficiente con estar lejos. Baja presión. Parece que va a llover. Estoy dispersa. Los pensamientos se me amontonan, no sé para dónde ir. Mentalmente, claro. Físicamente me quedo acá. Volví al escritorio. Me toca ordenar como me había prometido. Después de comer. Avanzo poco, lento. Me cuesta tanto. Soy mala. No persona. En otros ámbitos. Con el tiempo me fui volviendo, a mi entender, una mejor persona. Cada vez. Centrarse en uno. Te saca de la miseria. La envidia. Podés accionar de una manera más plena.

Hola abuela, te extraño. Y te adoro, lo sabés, ¿no? Estás en el Mater Dei, al menos es a la vuelta de lo de papá y mamá. Ojalá que te hagan caso y que el cura no te vaya a dar asistencia religiosa. Justo ahora que encima es Pesaj. Mañana Maia nos invitó a la cena, abuela. Voy a hacer un pollo con manzanas y cebollas, un poco parecido al que hacés vos. Ya sé que cocinar no es lo tuyo. Scrabble, piano. Las cosas dulces. Te llevaría las masitas que te gustan. Nos parecemos, abu. Nos gustan las cosas dulces. Y la nariz es la misma. Sólo que yo no soy tímida. Bueno, no pasa nada, al final es sin anestesia general, vas a estar bien. Son tan grosa, yo quiero ser como vos aunque el ejercicio de pesado, pesado nunca me salió. Y ya sabemos que no nací para la música. Sí, tengo ganas de llorar pero un poco me aguanto.

Se ve que estoy sensible de antes, eh. Hoy casi lloro mientras veía una marcha por la paz en Nuevo Leon. Estaba arriba de la elíptica escuchando música en el ipod.  La gente estaba vestida de blanco y soltaban globos. Las manifestaciones colectivas me emocionan. La gente cantando a coro. Eso Miranda, no te lo dije. Te lo digo acá. A mí los ritos me tocan sí, mucho. Y al mismo tiempo me causan cierto rechazo. Tengo un nudo, ahí, es evidente. Excepto el catolicismo que me repele. El Papa y las misas en el Vaticano. Eso me causa rechazo. Pero cuando no son de derecha, las manifestaciones me ponen la piel de gallina.

Está cada vez más gris, como mi ánimo. La ciudad se va volviendo desierto. Y los chicos demandan en casa.
En fin.
Así las cosas.
Ahora, tristes.

3 comentarios:

j. dijo...

Tenenos al tanto de cómo va abuelita. Y fuerza: de todo se sale en la vida.

estudiante crónica dijo...

Uh, que bajon
lo peor de estar afuera son esas noticias, esos momentos...
mucha fuerza!

Morocha dijo...

Uf Juli, les mando mucha luz a las dos, va a salir todo bien... la importancia de las abuelas en nuestra vidas, eh.

A mí los conciertos me conmueven de una manera ridícula. La paso bárbaro, dado el caso me bailo y me canto todo, pero hay un momento, cuando empieza: ya está toda la gente, se encienden las luces, podés sentir la energía que sube y la emoción de los primeros acordes. Yo ahí me pongo a llorar como una boluda, sea Manson, Soda, los Rolling Stones o la Camerata Bariloche con Falú.

Un abrazo, y ánimos!!